Cambios continuos de peso
Es habitual creer que el peso se gana de manera rápida, mientras que
perder el exceso de kilos supone tiempo y esfuerzo. Diversos estudios
científicos, rigurosos en su metodología, han puesto de manifiesto cómo
se originan los cambios en el peso de las personas durante la vida. Han
concluido que el aumento coincide en muchas ocasiones con momentos
concretos, como
la madurez, la independencia (comenzar a vivir por
cuenta propia, casarse, etc.) o el asentamiento social. Al mismo tiempo, los cambios en el peso son, pese a
Los pequeños cambios que, en un principio no son suficientes para
generar alarmas, sí lo hacen al cabo de unos años. Ocurre además que,
para estos cambios, no es nada efectivo a largo plazo adoptar medidas
puntuales y pasajeras que cada cuatro meses traten de poner freno a esta
tendencia. Los propósitos de Año Nuevo, la "operación bikini" de mayo y
la vuelta a la normalidad en septiembre no funcionan, en particular, si
los criterios empleados para hacerlo no implican una reconducción de
los hábitos y estilos de vida hacia otros más saludables. Aunque es poco
frecuente ganar 0,7 kilos por año, este dato ilustra la importancia de
las pequeñas ganancias ponderales a largo plazo, así como la ineficacia
de maquillar un estilo de vida inadecuado, con acciones puntuales
durante varias semanas.
La ansiedad
es una de las sensaciones de preocupación que experimentan muchas
personas cuando comienzan una dieta de adelgazamiento. Algunos
planteamientos dietéticos demasiado estrictos generan tal desasosiego,
que se expresa con cambios biológicos y físicos, como el aumento de
adrenalina. Esto reduce la capacidad para el autocontrol y favorece la
perpetuación de los comportamientos insanos, como comer demasiado o a
deshoras. En estas circunstancias, un asesoramiento dietético correcto
es fundamental para evitar la ansiedad si se sigue una dieta de adelgazamiento. El dietista-nutricionista, además, tiene la facultad, la aptitud y el conocimiento de enseñar modos de reducir las calorías
de la dieta cada día sin que el cambio, aunque relevante, resulte
incómodo y poco práctico, sino todo lo contrario. Es el comienzo de la
modificación de hábitos hacia unas costumbres más saludables que se
puedan perpetuar a lo largo de la vida.
El ciclo típico de las dietas
Ponerse a dieta supone repetir los mismos ciclos. A comienzos de año,
ante la proximidad del verano y después de las vacaciones estivales son
tres momentos en los que se intenta compensar los excesos dietéticos y/o
la falta de ejercicio con nuevos y buenos propósitos. Así lo
identifican los profesionales sanitarios especializados en nutrición y
dietética, cuyas consultas se multiplican en estas épocas:
Tras el verano, a la vuelta de vacaciones, con el
comienzo del curso escolar por parte de los hijos y el regreso a la
rutina, es el momento de proponerse planteamientos serios sobre el
"antes y el después". Cuando la báscula indica que el peso es superior
al de meses anteriores, el susto inicial, y quizá también los
remordimientos por los excesos acometidos, es estímulo suficiente para
retomar una dieta sana. No obstante, la falta de una meta cronológica,
como ocurre meses atrás ante la llegada del verano, favorece que el
cometido se plantee con mayor desgana y que, tarde o temprano, termine
también por abandonarse.
El Año Nuevo coincide con una serie de propósitos formulados para dar un giro al estilo de vida. Dejar de fumar, aprender idiomas o hacer más deporte son intenciones que se suman al deseo de perder unos kilos.
La llegada de la primavera y la proximidad del verano es otro momento popular para ponerse a dieta.
Si en la anterior ocasión el cuidado de la salud puede ser un motivo
frecuente para adelgazar, en este caso, la imagen y la figura tienen un
papel protagonista. No es por casualidad que en esta época se incremente
la publicidad de "productos milagrosos" (quema-grasa, adelgazantes, lipoescultores, etc.) y dietas variopintas para adelgazar, además de repuntar de forma considerable las consultas a los especialistas en relación con el adelgazamiento.
SALUD Y FIGURA, COMPROMETIDOS
La obesidad es una patología crónica que ha alcanzado en gran parte del
mundo características epidémicas, hasta el punto de acuñarse un nuevo
término para referirse a ella: "globesidad". Algunas de las graves consecuencias
sobre la salud las conocen bien tanto la población general como los
profesionales sanitarios. Mayor riesgo de sufrir alteraciones
cardiovasculares, diabetes de tipo 2, problemas osteoarticulares, etc.
Al mismo tiempo, el sobrepeso y la obesidad también condicionan la
imagen y la figura de quienes la padecen.
Sea por una u otra causa -salud o imagen- o por una combinación de ambas, al abordar el proceso de adelgazamiento, es recomendable seguir las recomendaciones de los organismos sanitarios y sociedades científicas de reconocido prestigio en cuanto a la pérdida de peso saludable. Éstas coinciden en plantearse cambios a largo plazo, fijarse un objetivo de pérdida en torno al 5%-10% del peso inicial en los primeros seis meses y obviar estrategias que sugieran o propongan perder más de 1 a 2 kilos por mes. Para alcanzar con éxito estas metas, es conveniente ponerse en manos de un profesional.
Sea por una u otra causa -salud o imagen- o por una combinación de ambas, al abordar el proceso de adelgazamiento, es recomendable seguir las recomendaciones de los organismos sanitarios y sociedades científicas de reconocido prestigio en cuanto a la pérdida de peso saludable. Éstas coinciden en plantearse cambios a largo plazo, fijarse un objetivo de pérdida en torno al 5%-10% del peso inicial en los primeros seis meses y obviar estrategias que sugieran o propongan perder más de 1 a 2 kilos por mes. Para alcanzar con éxito estas metas, es conveniente ponerse en manos de un profesional.